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Visión de mujer – “Una emergencia real”

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Que la llegada de las tractomulas con combustible y algunos productos solucionaría la crisis alimentaria y social que se atraviesa en Nariño, es una falacia. Adicional al caos que causó la pandemia y de la cual aún no se ha recuperado ni el país ni mucho menos nuestro departamento, ahora la única vía que lo comunica con el resto del país colapsó como consecuencia de un fenómeno natural conocido desde siempre por los diferentes gobiernos y las comunidades.

Que nos ilusionamos con las propuestas integrales que se presentaron por parte del Gobierno Nacional es muy cierto, toda vez que por lo general ante un deslizamiento en la vía Panamericana lo único que recibíamos era el arreglo del tramo afectado. El actual gobierno asumió el compromiso para la construcción de una nueva vía con doble calzada, apoyo a los transportadores, a las familias afectadas, compra de nuestros productos, entre otras alternativas esperanzadoras y que confiamos plenamente en que se hagan efectivas.

Lamentablemente la realidad es una sola y no hay forma de disfrazarla ni tampoco se requiere de análisis especializados; basta salir de compras a una tienda del barrio, a un supermercado de cadena o cualquiera de los mercados populares como por ejemplo el de los Dos puentes, Potrerillo o San Lorenzo, para sentir y vivir la preocupante situación que deben soportar los hogares nariñenses.

Si miramos las cifras que publican los diferentes sectores de la economía, es fácil identificar que miles de personas han perdido su sustento diario porque, por ejemplo, la construcción en el departamento está prácticamente paralizada y ello implica que sus trabajadores se encuentren cesantes. Así ocurre con todas y cada una de las actividades económicas que sostienen la economía de esta tierra linda.

Ahora bien, miramos diariamente a través de los medios de comunicación la información sobre las actuaciones de los diferentes estamentos gubernamentales, no obstante, no se ha logrado apaciguar el incremento paulatino y constante de los alimentos y toda clase de artículos de consumo diario. Entonces, cabe perfectamente la pregunta que los ciudadanos se hacen: ¿nadie controla esta situación en el comercio y debemos simplemente someternos a la ola alcista que se está viviendo? La solución nos compete a todos y por ello es preciso mencionar que nada justifica que quienes expenden productos de primera necesidad se aprovechen de la situación acaparando los mismos y manejando los precios a su libre determinación.

Toda esta situación es un caldo de cultivo para el incremento de la inseguridad, los robos y atracos. Si la emergencia económica está contemplada para atender justamente hechos o situaciones que perturben o amenacen de manera grave el orden económico y social de las regiones ¿qué se está esperando? ¿Por qué se sigue subsidiando el transporte del combustible desde el interior del país y no se adquiere en el Puerto de Tumaco que dispone de los galones necesarios y así destinar esos recursos para los agricultores afectados?

Nariño está lleno de gente buena y trabajadora acostumbrada no a mendigar sino a propiciarse con esfuerzo su propio sustento, pero ello no implica que dejemos de opinar y exigir la atención acertada que esta situación amerita.